La visión de la ciudad en Blade Runner

La visión de la ciudad en Blade Runner. La película de Ridley Scott de 1982  nos presenta un escenario y una visión de las ciudades de la tierra en el año 2019, a lo largo del historia del cine, muchos han sido los que se han aventurado a imaginar las ciudades del futuro, empezando por todo un clásico como fue Metrópolis, del director Fritz Lang y estrenada en 1927, donde se nos muestra una ciudad hipertrófica y dominada por una sociedad totalmente industrializada. Una sociedad dividida entre clases, donde la elite vive en la superficie y los obreros trabajan en una ciudad subterránea.

En Blade Runner, la ciudad imaginada del futuro entremezcla la tecnología y la vida urbana de las calles, curiosamente mientras que los edificios, el trasporte y lo que parece la unidad habitacional gozan de una tecnología muy avanzada, la sociedad, el ciudadano y el peatón parece que mantienen los mismos paradigmas  que rigen la vida cotidiana de las ciudades a finales del siglo XX.   Por ejemplo, en una de las escenas aparece Harrison Ford pidiendo algo de comer en un puesto callejero, en una calle abarrotada de gente caminando bajo la lluvia, frente a un comercio con un escaparate repleto de televisores, donde se incluye en las fachadas grandes letreros de neón anunciando publicidad, en definitiva, un ambiente muy parecido a lo que podría ser una gran metrópoli actual durante la noche.

La visión de la ciudad en Blade Runner. Cómo vemos las ciudades del futuro desde la imaginación de las películas

La circulación

La circulación se ha resuelto completamente en la ciudad del futuro de Blade runner, los vehiculos circulan a distintos niveles de altura, descongestionando de esta forma el tráfico y dando la sensación de una absoluta fluidez de circulación, esta visión deseada de la ciudad del futuro demuestra como hoy en día, una de nuestras máximas preocupaciones es como resolver el problema del tráfico, y no podemos evitar imaginar una ciudad  sin ese problema.

Los edificios

Los edificios en Blade Runner son gigantescas estructuras que han vencido las leyes de la gravedad, torres inclinadas, piramidales, edificios con grandes voladizos, etc... No existe escala, no se intuyen ni calles, ni manzanas, ni parques, ni jardines, sólo grandes edificios que se extienden hasta el infinito  y que destacan por su gran tamaño.

El futuro de nuestras ciudades parece que pretende resolver, por un lado los problemas de circulación, y por otro lado los problemas de densidad. Las ciudades del futuro son extensiones infinitas de edificios de gran tecnología y que resuelven todos los problemas gracias al desarrollo de la técnica. En Blade Runner, la ciudad ha perdido su escala como ciudad, olvidado los espacios públicos, los espacios de distracción, las zonas verdes, parques y jardines. Es una ciudad oscura, que parece que está alimentada por una fuente infinita de energía y los ciudadanos son pequeños puntos que han limitado su vida a las estrechas calles del nivel inferior de la ciudad.

Lo que resulta tremendamente interesante es observar como en el imaginario colectivo seguimos intentando resolver los grandes problemas que nos presentan las ciudades: circulación, espacio habitable o gestión energética, nos imaginamos las ciudades del futuro sin esos problemas, sin embargo, a cambio las vemos como lugares oscuros y casi sin vida.

Es curioso ver en Blade Runner, como al final, la ciudad da paso a un paisaje verde y luminoso, como queriéndonos decir que al final del todo, tras mucho sufrimiento, oscuridad y tristeza, encontraremos un lugar deseable, lleno de luz, color y naturaleza. En el imaginario colectivo, seguimos viendo el campo opuesto a la ciudad, la naturaleza es el premio tras una vida de sufrimiento dentro de unas ciudades que comienzan a convertirse en lugares inhabitables y cuyos problemas no somos capaces de resolver ni en las películas de ciencia ficción.

®redactado por equipo editorial de arquitectura.vilssa