Guía para comprar una chimenea o una estufa de leña
Guía para comprar una chimenea o una estufa de leña.
Si estás pensando en comprar una estufa o una chimenea de leña quizás te interese leer antes este artículo, donde repasamos algunas de las virtudes y algunas de las desventajas de este medio de calefacción.
Lo primero que debemos aclarar es la sutil diferencia entre una estufa y una chimenea. A menudo se pueden llegar a confundir, pero no son lo mismo. La principal diferencia entre una estufa y una chimenea es la forma en la que ambas reparten el calor. Mientras que una chimenea es un elemento que utiliza en gran parte la inercia térmica para repartir el calor, en una estufa lo que se busca es calentar un espacio rápidamente. Es por eso que la chimeneas suelen ser de piedra o ladrillo y las estufas suelen ser de metal.
Estufa de leña fabricada con acero |
Las chimeneas de leña. Lo que conocemos como chimenea de leña es simplemente un hogar hecho de un material pétreo o cerámico. El hogar está abierto (aunque algunas pueden incorporar una pequeña puerta de cierre en el frontal). Estas chimeneas se deben diseñar con cuidado ya que suelen ser elementos que se mantendrán sin alteración durante mucho tiempo. Una chimenea se suele construir in situ, aunque se pueden comprar elementos prefabricados que se instalan posteriormente en un hueco hecho a tal efecto.
Qué debemos saber a la hora de comprar una estufa o una chimenea de leña
Chimenea con hogar de ladrillo |
Las estufas de leña. Una estufa de leña o también conocida como salamandra, es un elemento hecho de hierro, fundición o acero. Una estufa tiene un hogar cerrado y se puede trasladar de un sitio a otro, aunque es cierto que lo ideal es mantenerla en un lugar concreto debido a la necesidad de estar conectada a un tubo de extracción de humos.
Estufas de fundición o salamandras |
Respecto al resto de cuestiones, veamos punto por punto que es lo más importante que debemos saber a la hora de comprar una chimenea de leña o una estufa.
Guía para comprar una chimenea o una estufa de leña.
1-El combustible. Aunque se puede emplear otro tipo de combustibles como el carbón o los pellets, la leña suele ser el material más utilizado para arder en una chimenea o en una estufa. Hay muchas especies de leña y no todas dan el mismo calor al arder. Pero, desde el punto de vista práctico, en le caso de una chimenea doméstica, no tenemos que preocuparnos sobre el tipo de leña a utilizar ya que la diferencia de calor no es tan importante
2-Cuánto consume una chimenea o estufa de leña. El consumo de este tipo de calefactores no es lo que debe preocuparnos. Es evidente que asumimos que vamos a tener que abastacernos de leña cuando queramos tener la chimenea encendida, y dicha leña puede tener un coste muy alto o puede salirnos muy barata si disponemos libremente de ella. Lo que tenemos que valorar es el trabajo que nos ocasiona mantener una chimenea o estufa encendida (limpieza, olor, estar pendiente del fuego, tener disponible suficiente leña, etc…)
3-Instalación de chimenea o estufa. En ambos casos es imprescindible contar con una extracción de humos por un conducto o por lo que realmente se denomina chimenea. La extracción tiene que ser como mínimo de un diámetro de 150mm. En el caso de la chimeneas tradicionales de hogar, es muy importante diseñar un conducto de extracción antes de construir la propia chimenea, ya que esto puede condicionar toda la imagen posterior.
Sin embargo, en el caso de estufas de fundición, siempre podremos mover la estufa de un lugar a otro buscando la mejor salida de humos.
4-La imagen de una chimenea frente a una estufa. Casi se puede decir que, a parte de otras consideraciones, la imagen es lo que más nos condiciona a la hora de elegir entre instalar una estufa o una chimenea de leña. Mientras que la estufa o salamandra es un elemento metálico y móvil, la chimenea suele ser un elemento más voluminoso que condiciona en mayor grado la decoración de una estancia. La elección entre una y otra depende de tus gustos.
5-El calor que aportan. La principal diferencia entre una estufa y una chimenea es la forma en la que reparten el calor.
Tanto la estufa como la chimenea donde arde un combustible como la leña o el carbón puede alcanzar potencias caloríficas muy altas. En el caso de chimeneas o estufas domésticas de un tamaño normal, estamos hablando de casi 15kw, que para que te hagas una idea es casi 8 veces más que el calor que desprende un radiador eléctrico o de agua (2kw). Esta magnitud de calor hace que tanto la estufa como la chimenea sean elementos que requieren ciertas precauciones porque pueden llegar a causar heridas y quemaduras importantes cuando no se manipulan correctamente.
Sin embargo esos 15kw de calor no son transmitidos de la misma forma en el caso de una chimenea o de una estufa.
¿Cómo trabaja una chimenea de leña (o carbón)? Lo que conocemos con el nombre de chimeneas son elementos hechos a partir de piezas sólidas y de gran densidad, por ejemplo piedra o ladrillo. Tanto la piedra como el ladrillo aguantan altas temperaturas (en le caso del ladrillo refractario más de 1200ºC, y en el caso de la piedra mucho más, aunque no creo que llegues a alcanzar estas temperaturas). La piedra y el ladrillo tienen una gran inercia térmica y las chimeneas la aprovechan con sus anchas paredes para transmitir el calor poco a poco. Es decir, el calor del fuego pasa lentamente al ladrillo o la piedra de la chimenea y estos lo van cediendo poco a poco al exterior. En la practica esto se traduce en que una vez enciendas el fuego, el calor se transmitirá lentamente hacia las paredes de la chimenea que lo absorberán y cederán también lentamente. De esta forma, cuando apagas la chimenea, aún tardará mucho tiempo hasta que las paredes se enfríen y terminen de ceder el calor.
Esto es una gran ventaja en casas de uso continuo, ya que por poner un ejemplo, la chimenea que se enciende por la tarde, transmite calor , aún apagada, durante toda la noche.
Esto no pasa en una estufa. Una estufa trabaja de forma diferente. En primer lugar , decir que el calor aportado es el mismo, es decir, quemando 20 kilos de leña, aportamos la misma energía con una chimenea que con una estufa. Sin embargo, la forma de transmitirse este calor es diferente. En un estufa, el metal, que tiene una gran difusividad térmica y es poco aislante, coge calor muy rápido, y tan rápido como lo coge, lo cede. Así pués, al encender la estufa, esta se calentará enseguida y notaremos calor muy rápido ya que no hay nada que lo absorba cerca, pero cuando se apaga, la estufa se enfría rápidamente.
El calor en ambos casos cedido al “ambiente” es el mismo, pero ante las mismas circunstancias, en el caso de la estufa no hay nada que lo retenga y se dispersa más rápidamente. En el caso de una chimenea ese calor es almacenado en las paredes masivas de la misma para que se vaya cediendo poco a poco.
Y dicho esto, uno puede pensar: ¿Cuándo es mejor una estufa que una chimenea? Pues la respuesta es sencilla, dejando a un lado otros aspectos, si consideramos la forma de transmitir el calor, podemos afirmar que una estufa es un buen elemento para los casos en los que necesitamos calentar espacios cuyo uso es momentáneo, imagina por ejemplo una cocina, un cuarto de estudio, un salón de reuniones, etc…
Y que pasa con lo precios. Cómo sucede con muchos otros productos, los precios varían en base a la calidad, aunque en el caso de una chimenea o estufa, no hay grandes diferencias de calidad ya que el metal es metal y el ladrillo o piedra es ladrillo o piedra, así que no nos pueden dar gato por liebre.
Guía para comprar una chimenea o una estufa de leña
Qué debemos saber a la hora de comprar una estufa o una chimenea de leña