Críticas al proyecto de Moneo para el monasterio de San Francisco
Polémica en el concurso ganado por Rafael Moneo para la restauración de las ruinas de San Francisco en Santo Domingo
Rafael Moneo se ha impuesto entre otros 42 arquitectos en el concurso para la restauración de una de las primeras construcciones del nuevo mundo, el monasterio de San francisco en Santo domingo, República Dominicana.
El proyecto de restauración del monasterio de San Francisco en Santo domingo, recibe un rechazo visceral por parte de la población.
El edificio se encuentra actualmente en un estado de casi ruina total después de haber sufrido cinco siglos de historia en los que saqueos, terremotos o huracanes hayan ido deteriorándolo sin piedad.
Rafael Moneo ha propuesto un proyecto que no difiere en absoluto de su estilo ya “clásico” de líneas puras y volúmenes claros. La imagen del nuevo edificio, destinado en principio a ser un edificio multiusos, combina lo antiguo y lo nuevo y se fundamenta en un estilo de restauración muy recurrido en muchos proyectos similares: mantener trazas de lo antiguo adosando nuevos volúmenes que quedan perfectamente definidos tanto por la textura como por el color.
Existen varias alternativas posibles para afrontar un proyecto de este tipo:
1-Restaurar fielmente lo anterior, piedra por piedra.
2-Romper radicalmente con lo antiguo y sólo dejar pequeñas trazas de lo anterior.
3-Restaurar aquello que se puede mantener y adaptarlo a un nuevo uso con la incorporación de nuevos elementos.
La opción elegida en este caso es la tercera, que por otro lado, ha sido la línea más utilizada por arquitectos a lo ancho de todo el mundo para rehabilitar y reactivar con nuevos usos viejos edificios. Sin ir más lejos, el propio Moneo intervino en la Iglesia de los Jerónimos en Madrid de forma parecida. Otros ejemplos de intervenciones sobre lo existente los encontramos en el parlamento de Berlín de Foster, en la ampliación del museo Reina Sofía de Nouvel o en la del propio museo del Louvre. Dicho sea de paso, todas estas obras supusieron discusiones y debates muy intensos dentro de la sociedad antes de ser realizadas.
El proyecto de Rafael Moneo para la restauración de las ruinas de San Francisco ha supuesto un rechazo visceral por parte de la mayoría de la sociedad dominicana.
Es bastante frecuente que a la hora de presentar los proyectos de restauración de edificios históricos, se produzcan debates acalorados entre los partidarios y los detractores del mismo, casi podemos afirmar que lo extraño es que esto no ocurra, al igual que podemos afirmar que en el 90% de los casos, diez años después de la intervención la mayoría de las críticas se convierten en alabanzas.
En todo caso, el rechazo por parte de la sociedad dominicana al proyecto de intervención está alcanzando cotas inimaginables que manifiestan cierta irracionalidad y que por una lado se fundamentan en ciertas bases lógicas y por otro en un incomprensible nacionalismo que pierde el horizonte con demasiada facilidad.
Es casi imposible en estos días encontrar partidarios del proyecto, y por parte de los críticos se esgrimen los siguientes argumentos:
“Se trata de un mal proyecto que no respeta lo existente” Cualquier intervención en un edificio antiguo puede ser tachada de irrespetuosa. La única alternativa para no correr el riesgo de ser “irrespetuoso” sería reponer piedra por piedra cada muro. Esta última opción es una alternativa que proponen algunos de los críticos con el proyecto de Rafael Moneo, pero en este caso estaríamos hablando de arqueología y no de arquitectura. De todos los comentarios esgrimidos, incluso por arquitectos, ninguno ha hecho una reflexión crítica del contendido del proyecto, simplemente se han limitado a juzgar el impacto visual o incluso sentimental que produce la intervención (algo que es inherente a cualquier actuación de este tipo, como no puede ser de otra forma)
“El proyecto es un gasto innecesario”. Toda obra de esta envergadura supone un gran gasto. No corresponde a la ciudadanía sinoa la administración responder de la viabilidad económica del proyecto. En todo caso, no intervenir supondría la ruina total del edificio y perderlo para siempre.
“El procedimiento no ha sido transparente” Al concurso concurrieron varios arquitectos. Rafael Moneo es uno de los mejores arquitectos vivos del mundo y su experiencia ha sido demostrada. Insinuar que han existido intereses por parte del arquitecto o supuestos colaboradores para beneficiarse del presupuesto de un proyecto de estas características es una acusación sin fundamento.
“El arquitecto es extranjero, el proyecto debería hacerlo un nacional” Este tipo de nacionalismos es, por lo menos, absurdo. Sin ir más lejos, si por un lado se está esgrimiendo la idea de que el monumento es patrimonio de la humanidad, que sentido tendría limitar su restauración a un equipo de arquitectos locales.
Es respetable la opinión del pueblo de Santo domingo en contra de este proyecto. Desde fuera, creemos que no tiene justificación alguna y pensamos casi convencidos que si el obra se lleva a cabo, en pocos años, los que ahora la critican , mañana la alabarán.
En todo caso, si la oposición alcanza grados insoportables, sintiéndolo mucho por le pueblo dominicano, lo mejor que podría hacer Rafael Moneo es abandonar el proyecto, ya que no hay nada peor que un trabajo mal agradecido.
Eso si, aprovechamos desde aquí para pedir respeto. Es comprensible que las redes sociales se acaloren con comentarios improcedentes, pero no tiene ninguna justificación que en medios de mayor difusión y más influyentes se arrojen improperios de mal gusto hacia el arquitecto o el proyecto, ya que dejan en muy lugar a quien los hace y a quién los defiende.
Críticas al proyecto de Moneo para el monasterio de San Francisco
El proyecto de restauración del monasterio de San Francisco en Santo domingo, recibe un rechazo visceral por parte de la población.