Jardín parque del buen Retiro de Madrid
Jardín parque del buen Retiro de Madrid. El antiguo Real sitio del buen retiro fue creado el siglo XVII y constaba de palacio y jardines, aunque hoy en día sólo han sobrevivido estos últimos. En tiempos de Felipe II sólo había en este lugar el cuarto real de San Jerónimo, próximo al monasterio donde se retiraban los reyes en caso de la muerte de algún miembro de la familia Real, de ahí deriva su nombre del retiro. Sus dimensiones eran tales que permitían cazar venados en su bosque y navegar en góndolas por sus canales.
En el estanque se celebraban importantes festejos y representaciones teatrales así como batallas navales, sólo para Reyes y nobles y no para el pueblo.
Historia del parque jardín del Retiro desde su inauguración hasta finales del siglos XVII
Hasta el año 1868 el recinto no pasó al municipio y aún entonces sólo podía ser visitado durante algunas horas.
Historia del parque del buen Retiro de Madrid hasta el s.XX
El conde Duque de Olivares fue el artífice de las obras de construcción y ampliación del buen retiro. La construcción del palacio se inicia el año 1631 con la ayuda del dinero recaudado por la venta de oficios, remisión de penas e impuestos. De ahí que el pueblo rechazara unas obras de tanto lujo y boato en las que se invirtieron millones de reales cuando la situación de posible guerra planeaba sobre las cabezas de los ciudadanos españoles.
El nuevo palacio del buen Retiro fue estrenado el día del Corpus del año 1634. Hoy los únicos restos que se conservan de aquel edificio forman una de las alas principales del lugar donde hasta ahora se había instalado el museo del ejército, y el llamado Casón del buen Retiro, hoy una extensión del museo del Prado dedicado a la pintura del siglo XIX.
El conde Duque disponía de grandes terrenos en las afueras de Madrid donde residía después de sus ocupaciones durante la semana. Parte de aquellas tierras estaban próximas a San Jerónimo donde se construía el palacio. En 1632 Felipe IV recibía del conde Duque de Olivares terrenos regalados por el noble quien a cambio era nombrado alcaide perpetuo. Más tarde se compraron otras huertas y campos de alrededor para la ampliación del parque del buen Retiro por lo que se formó un inmenso jardín, que nunca tuvo ni perspectiva ni unidad.
El jardín del buen retiro más importante fue el denominado Ochavado, que era de gusto italiano y hoy en día ocupa el actual parterre. Era una huerta de ocho calles de arena que partían desde el centro común en forma de estrella. En las avenida de los jardines se colocaron estatuas y en el estanque grande había varios pabellones que todavía se conservan, donde pescaban los reyes y celebraban lujosas fiestas. Al tiempo que se continúa el palacio se inicia la construcción de grutas y ermitas en los jardines, se inicia un sistema de regadíos y se traen aves y otros animales.
Del estanque grande se hizo que partiera un canal que servía de cercado, llamado Río Grande o mallo, por el juego que había en sus orillas. La familia Real pescaba desde los barcos y presenciaba regatas y batallas navales al estilo romano.
Las ermitas que se levantaron en el parque del buen retiro eran importantes por la doble misión que tenía, además de servir para la oración, cumplían otro tipo de funciones. Las rutas artificiales, próximas a ellas, contribuían a aumentar el pensamiento y el misterio: la ermita de San Blas tenía fama de curar males de garganta. También destacan la ermita de San Juan situada en lo que hoy en día es el palacio de comunicaciones, la ermita de San Bruno como jardines propios, la ermita de San Gerónimo, delante el estanque grande, donde el escultor Antonio Herrera hizo un conjunto de Reyes Magos y otro con Venus y Adonis. Por lo tanto, las ermitas cumplían, por un lado una finalidad religiosa y por otro lado una finalidad como lugar de reposo.
Animales de todas las especies habitaban lugares destinados solo a ellos para regocijo de la familia Real, desde principio fue muy famoso el gallinero, con una hermosa estructura de cajas de hierro y cúpulas divididas por tabiques. También destacaba la leonera, construida en un patio a la entrada del palacio con una galería alrededor que permitía presenciar a las fieras.
Las representaciones teatrales y los espectáculos en el estanque eran famosos internacionalmente e hicieron que la corte de España se convirtiera en una de las más lujosas de Europa.
Cuando María Amelia de Sajonia, casada con el rey de España Carlos III accedió al trono en 1759 se dispuso a crear la fábrica de porcelanas en la ermita de San Antonio, en el sitio del buen retiro. La historia de esta fábrica de porcelanas fue truncada por la invasión de las tropas francesas.
Otra de las obras pertenecientes al jardín del buen retiro fue el proyecto creado como observatorio astronómico, un edificio proyectado por Juan de Villanueva, que lo construyó en la ermita de San Blas. Se trata de una de las obras arquitectónicas más bellas de Madrid, a la vez que una de las más olvidadas.
Durante la invasión napoleónica, el retiro se convirtió en una fortaleza y fue testigo de algunos fusilamientos del 2 de mayo de 1808. El propio Napoleón efectuó un ataque desde el retiro, que se convirtió en ciudadela, en 1814 el buen retiro se encuentra en un estado bastante ruinoso. A la vuelta de Fernando VII, lo primero que hace es interesarse por el estado de buen retiro, ante la destrucción del sitio por parte los franceses se decide no reconstruirlo, sino tan sólo restaurar lo que queda, como la casa palacio de San Juan, la pajarera y el embarcadero. Se reserva una zona para uso exclusivo de la familia Real y se permite el acceso del pueblo al resto de los jardines.
Desde entonces comienzan numerosas obras en el parque del buen retiro, de este tiempo es la construcción de la casa del pobre y de la casita del pescador, de proporciones y elegancia típicos del modelo de arquitectura de la época. La casa de fieras, desde su creación por Fernando VII, fue uno de los lugares más visitados.
Hasta 1868 los jardines estuvieron acotados como propiedad particular, tras la expulsión de la reina Isabel II de España, el gobierno cede al ayuntamiento los jardines, unidos a los paseos abiertos al público. Durante la primera República se abren nuevas calles y se transforman los jardines.
En el último cuarto de siglo el retiro comienza a utilizarse como museo al aire libre y como lugar de exposiciones. Se utiliza la zona comprendida entre los paseos de Venezuela y Uruguay como zona para exposiciones, porque es donde se celebran las dos más importantes, de las que aún conservamos los palacios construidos para albergarlas. Uno es el palacio exposiciones o de Velázquez, realizado para la muestra de la minería del año 1883, y en otro es el palacio de cristal, realizado para la exposición colonial del año 1887.
El parque del retiro en el siglo XX, un parque público en el centro de Madrid
®redactado por equipo editorial de arquitectura.vilssa
Jardín parque del buen Retiro de Madrid
Historia del parque jardín del Retiro desde su inauguración hasta finales del siglos XVII