Arquitectura románica

Arquitectura románica. La arquitectura románica se desarrolla sobretodo en Europa, si queremos entender la arquitectura románica, tenemos que tener presente una serie de ideas fundamentales: la arquitectura románica es la iglesia, la arquitectura románica es resolver la cobertura del espacio mediante bóvedas, y la arquitectura románica es jugar con las luces y las sombras.

Iglesia de San Ambrosio de Mián

Arquitectura románica, qué es y qué la diferencia. El arte en la arquitectura

En una época fuerte, incluso devoradora, la iglesia era, con mucho, la más rica, la más culta, modernamente la más equipada y capilarmente la organización de más presencia en la sociedad. Y es por ello que el templo se convierte en el centro social más importante de toda la comunidad, y la arquitectura adquiere el papel de comunicador entre el poder y el pueblo.

Basílica de San Zenón

Por otro lado una serie de avances técnicos  permiten a los constructores de la época conseguir espacios de mayores dimensiones, tanto en planta como en altura. No se trata de innovaciones sino más bien descubrimientos de historias pasadas, ya que  la bóveda aparece en la arquitectura clásica romana. La bóveda es una suma de arcos: una superficie curva que recibe un peso en su parte más alta y lo trasmite a su parte más baja haciéndole seguir la curva que ella misma describe.  En  el románico distinguimos dos tipos de bóveda: por un lado la bóveda de cañón, y por otro la bóveda de arista, que deriva del cruce en ángulo recto de  dos bóvedas de cañón y que ya era utilizada por los romanos.

La bóveda  descansa sobre soportes más o menos gruesos, permitiendo de esta manera abrir huecos entre ellos y configurar lo que se denominan crujías.  Las bóvedas evolucionaron, apareciendo nuevos elementos, como el nervio, que era a la vez un recurso formal y ayudaba a resolver problemas estructurales de carga. Nervios  que fueron  posteriormente muy utilizados en la arquitectura gótica.

iglesia abacial de Vézelay

Y por último, hablar de la luz. Aunque la luz no fue durante el romántico un recurso muy utilizado, sí que comienza a ganar  importancia gracias a la posibilidad de liberar a los muros de fachada de parte del peso de las bóvedas, gracias a la aparición los contrafuertes. El hueco comienza a convertirse en un elemento imprescindible en la arquitectura, gracias a la entrada de luz se consigue impregnar a los interiores de las iglesias de una teatralidad desconocida hasta el momento. Ya no estamos antes espacios oscuros, llenos de sombra sino que nos encontramos con juegos de luz, claroscuros y ambientes escenográficos.

Le estudio de la luz y el interés de los arquitectos por conseguir mayor luminosidad dentro las catedrales nos llevará hasta el gótico, donde la arquitectura  y la luz ya no volverán a entenderse de manera separada, adquiriendo esta, ya para siempre, un papel protagonista en el diseño de los espacios arquitectónicos.

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®redactado por equipo editorial de arquitectura.vilssa