Un casa con enfriamiento natural. La fachada radiante
Un casa con enfriamiento natural. La fachada radiante. Te presentamos una casa construirla en el año 1972 por Steve Baer en Alburquerque, Nuevo México, Estados Unidos. La casa se llama casa Corrales y se trata de una construcción basada en estrategias bioclimáticas de enfriamiento.
La casa Corrales se fundamenta en lo que hoy en día llamamos fachada radiante, que es un sistema de enfriamiento por radiación. Actualmente el enfriamiento o reducción de la temperatura en el interior de nuestras casas lo podemos conseguir mediante dos medios fundamentales, por un lado a partir de un sistema de aire acondicionado mecánico, y por otro lado mediante estrategias de diseño pasivas. Mientras que el primero, los aires acondicionados o bombas de calor, suponen un consumo de energía relativamente alto, las estrategias pasivas de enfriamiento se aprovechan de las condiciones climáticas del entorno.
Un casa con enfriamiento natural. La fachada radiante. Una casa diseñada con estrategias bioclimáticas de enfriamiento
La fachada radiante es un sistema de enfriamiento pasivo basado en el enfriamiento por radiación. El enfriamiento sensible, que es aquel que reduce la cantidad de energía de un ambiente eliminando directamente la energía, necesita de un sumidero de calor que absorba el calor de la fuente caliente. Este sumidero tiene que estar suficientemente frío y tiene que contar con una masa grande que no altere su temperatura fácilmente.
En la naturaleza, encontramos principalmente tres sumideros importantes de energía, la bóveda celeste, la tierra, y el aire. El enfriamiento conseguido gracias a la emisión de calor hacía la bóveda celeste se denomina enfriamiento radiante, el enfriamiento que cede calor al terreno se denomina enfriamiento conductivo y el enfriamiento que cede calor al aire se denomina enfriamiento convectivo.
La casa Corrales, se fundamenta en una estrategia de enfriamiento radiante a través de la fachada. En esta casa se construyeron unas paredes formadas por grandes estanterías donde se colocaban en posición horizontal unos bidones de aceite llenos de agua. Éstos bidones llenos de agua eran los que realizaban la radiación y el enfriamiento. Para facilitar la radiación, las tapas de esas fachadas, consistentes en superficie reflectantes se abatían hasta el suelo para, por reflexión, enviar la radiación de los bidones hacia el cielo. Los bidones llenos de agua se enfriaban durante la noche, y por la mañana, se tapaban con estas tapas para evitar un excesivo sobrecalentamiento y poder absorber el calor del interior de la vivienda.
El agua, gracias a su masa, es una fuente con inercia térmica capaz de acumular la energía, de tal manera que si conseguimos enfriarla durante la noche, podemos aprovecharla durante el día para absorber el calor interior de una vivienda. Esta estrategia tan sencilla es la que se ha utilizado de manera muy eficiente en la casa Corrales de nuevo México.
Lo cierto es, que para que el enfriamiento radiante sea efectivo, se necesita que la bóveda celeste no este obstruida por contaminación, polvo o nubes. Este es el motivo por el que en los desiertos las temperaturas bajan tan radicalmente durante la noche, lo que sucede es, que al estar la bóveda celeste totalmente descubierta, el calor por radiación se cede rápidamente hacia ella, sin embargo, en una ciudad cubierta por contaminación, es frecuente que las noches de verano se conviertan en auténticos hornos donde la temperatura sólo disminuye unos grados respecto a las horas diurnas.
®redactado por equipo editorial de arquitectura.vilssa
Un casa con enfriamiento natural. La fachada radiante
Un casa con enfriamiento natural. La fachada radiante. Una casa diseñada con estrategias bioclimáticas de enfriamiento