Los jardines del campo del Moro
Jardines del campo del moro. Estos jardines recibieron su nombre porque en la época medieval las tropas del Emir Alí Ben Yusuf establecieron allí su campamento. Con estos terrenos y los que Felipe II compró al oeste de la Alcázar se formó el tan célebre parque en la época de los Austrias. Era un lugar muy propicio para las mañanas de abril y de mayo, título que dio Calderón de la Barca a una comedia cuya acción se desarrolla en gran parte en este parque.
Los jardines del campo del moro fueron escenarios de las grandes fiestas de la casa de Austria y la historia recoge, entre las lidias allí celebrarás, la que hizo el monarca Felipe IV a un toro jarameño.
Los jardines del campo del moro. Unos jardines creados donde acamparon las tropas musulmanas
El problema de este parque es que tenía un barranco que deslucía todas las actuaciones que el se realizaban. Cuando llegó Felipe V llegó al trono se trazaron los planos para realizar un nuevo palacio en el antiguo Alcázar, tras el incendio que sufrió en la nochebuena del año 1738. Al mismo tiempo que el palacio, se proyectó crear los jardines de los hoy llamados jardines del campo del moro.
Hubo que esperar hasta el año 1840 para que aquellos terrenos fueran convertidos en unos bellos jardines, prefigurándose el bellísimo espacio que ha llegado hasta nuestros días. Argüelles y Martín de los Heros se propusieron formar en un vergel un terreno que iba desde la cuesta de San Vicente y llegaba hasta la calle de Segovia y emprendieron las obras en el año 1844.
En esta época se trasladaron la fuente de los tritones desde Aranjuez, que necesitaba una buena restauración. Para llevar acabo la reformas necesarias en este lugar hubo que realizar grandes movimientos de tierra, un trabajo que duró hasta finales del siglo XIX.
En el mismo eje de la fuente de los tritones pero más abajo existe otra muy hermosa conocida con el nombre de fuente de las conchas, que llegó a estos jardines en el año 1890 después de haber sido trasladada desde el palacio de Boadilla del Monte a la real quinta de Vista Alegre, una finca comprada por el ayuntamiento de Madrid como regalo para la boda de María Cristina con Fernando VII.
Según el historiador Fernández de los Ríos, los jardines empezaban en los murallones de la base del palacio, levantándose un pórtico en el centro de estas bajadas que estaba formado por cinco arcos de granito que eran de medio punto y que daba entrada a un salón rústico que servía de estufa.
Fernando de los Ríos destaca también la portada que conducía a un salón adornado con columnas y que estaba destinado a leñera.
En el año 1890 se amplió la restauración de este parque, siendo los jardineros Manuel Oliva y Francisco Amata, los encargados de realizar las mejoras en los mismos, imprimiendo cierto aire inglés. Los jardines se destinaron a uso privado de la corona, hecho que se mantuvo hasta finales del siglo XX.
Actualmente se pueden contemplar y visitar varios caminos serpenteantes bordeados por setos bajos y arbustos recortados en formas cuadradas y redondeadas y tramos de escalera sin utilidad aparente que se reparten por el recinto abierto al público.
®redactado por equipo editorial de arquitectura.vilssa
Los jardines del campo del Moro
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