Un edificio totalmente sostenible. la base
La base antártica “Princess Elisabeth” es el primer edificio 100% sostenible, por lo menos en la antártida. Basado en las energías renovables, consigue cubrir todas sus necesidades energéticas a base de aprovechar la energía del viento, el sol, el reciclado y el agua del hielo que rodea la base de investigación.
El primer centro de investigación internacional sin emisiones contaminantes ya está operativo al noreste de la Antártida. El complejo permitirá a los científicos investigar el calentamiento global, los fenómenos gravitatorios o la diversidad de los microorganismos existentes en el sexto continente.
La base antártica Princess Elisabeth es un edificio 100% sostenible. Con energías renovables y sistemas de reciclado
Este centro de investigación “verde” financiado está diseñado y construido bajo el amparo, exclusivamente, de la International Polar Foundation (IPF).
Ésta es una fundación de utilidad pública que, según el propio organismo, “tiene la función de promover la investigación en las regiones polares como herramienta para el aumento de la conciencia y la promoción de los mecanismos fundamentales de nuestro clima”, explican. El principal baluarte de la Princess Elisabeth es su sostenibilidad.
Una de las principales características de la base antártica es su sistema de tratamiento de aguas que permite su reutilización en un 75% de las aguas grises. La reutilización del agua gris llega incluso a cubrir parte del agua sanitaria.
La electricidad es obtenida en base a la combinación de energía solar y eólica, sus emisiones a la atmósfera son casi nulas. La instalación solar cuenta con un total de 408 paneles fotovoltaicos anclados a las paredes y el techo de la estructura, lo que aúnan más de 370 metros cuadrados de captación. La mayoría de estos paneles están posicionados en la cara norte (la Antártida está en el hemisferio sur y para aprovechar al máximo la energía deben colocarse con orientación norte), aunque también hay algunos posicionados en otras direcciones para “aprovechar el sol a distintas horas”, explican desde la IPF. © International Polar Foundation.
Por su parte, el sistema eólico consta de ocho turbinas de nueve metros de altura capaces de generar un total de 54kWh de electricidad. Cada molino consta de tres hélices fabricadas en un material termoplástico flexible y con un sistema de rotores autorregulables que se orientan independientemente para aprovechar al máximo los vientos antárticos. Mientras que la energía eólica se utiliza exclusivamente para la producción de electricidad, los paneles solares generarán tanto electricidad como agua caliente gracias a los paneles termosolares.
La base antártica “Princess Elisabeth” consta de un sistema de reciclaje del 100% de las aguas residuales de las que consiguen reutilizar el 75%. El proceso consta de varios métodos de purificación. Por un lado un sistema de microorganismos y un centro de descomposición aeróbica (en presencia de oxígeno). Por otro, un tratamiento mediante químicos y la deposición de materiales imposibles de descomponer, como los metales pesados. El agua puede ser reciclada hasta cinco veces, en función del número de personas que ocupen la estación. Una vez finalizado el tratamiento, parte del agua reciclada debe ser evacuada a través de una grieta debajo del edificio.
La estructura ha sido diseñada para minimizar el gasto de energía necesario de forma pasiva. Su orientación, la disposición de las ventanas o la propia forma son algunas de estas medidas arquitectónicas eficientes. Además, el centro tiene un sistema control inteligente manejado por una unidad central automática que asegura el mínimo consumo de recursos. Este método permite priorizar el gasto de energía entre las distintas estancias y aparatos de la base. Una perfecta utilización de la domótica para aumentar la eficiencia de nuestros edificios
Un edificio totalmente sostenible. la base
La base antártica Princess Elisabeth es un edificio 100% sostenible. Con energías renovables y sistemas de reciclado