Aínsa en Huesca, una villa románica austera y hoy punto de salida de excursiones y aventuras
Aínsa en Huesca, una villa románica austera y hoy punto de salida de excursiones y aventuras. Aínsa, como muchos pueblos de esta zona fue testigo de las luchas entre musulmanes y cristianos durante los siglos IX y X, y es a estos a los que debe su nacimiento, su fisonomía urbana y sus costumbres. Aínsa, conserva hoy en día casi completamente intacta su peculiar urbanismo medieval.
La villa está situada a casi 600 m de altura, en un promontorio que en su momento debió albergar un importante fortificación, un castillo del que nos quedan pocos restos y que hoy ocupa un aparcamiento para los vehículos que acceden a la Villa medieval.
La villa de Ainsa en Huesca, un pueblo medieval en las puertas del pirineo
De aquellos tiempos se conserva hoy una torre construida con sillarejo y que mantiene su altura original, en su momento estaba dividida en cinco alturas y su techumbre debía ser de madera, como en la actualidad. La villa de Aínsa rezuma un ambiente medieval, de sencilla y austera arquitectura y que bien merece un recorrido por sus calles y rincones.
La villa presenta su centro neurálgico en una plaza rectangular, porticada sobre arcos desiguales en dos de sus laterales y con una iglesia románica en uno de sus extremos, la iglesia de Santa María del siglo XII, con un gran campanario que bien recuerda una torre. El pueblo se organiza a partir de dos calles, que desde la plaza, van a encontrarse en el valle con los ríos Cinca y Ara. Esta configuración urbana apenas ha sufrido cambios a través de los siglos, algo que hoy en día se agradece enormemente.
La hermosa plaza mayor tiene una estructura románica, aunque presenta algunos elementos góticos, está trabajada con sutileza y sentido común, sus edificios aledaños no presentan grandes alardes decorativos sino una notable sobriedad que aporta una belleza especial a toda la villa, convirtiendo a Aínsa en un museo urbano que te traslada a la baja edad media, cuando musulmanes y cristianos luchaban por estas tierras. Porque la historia de Aínsa se remonta a los primeros siglos de la reconquista, en el siglo XII disfrutó de un foro especial concedido por Alfonso I, incluso Pedro I declaró exentos de tributos a los habitantes de la villa, lo que da idea de los grandes servicios prestados por los aisentanos a los reyes de estos territorios.
Hoy las cosas han cambiado, y Aínsa se ha convertido en un centro neurálgico de excursiones, porque cerca nos encontramos ya con los montes Pirineos, con altas montañas, con senderos de infinitas posibilidades para las aventuras. De hecho, a poca distancia encontraremos el parque Nacional de Ordesa.
Para los menos aventureros, la villa de Aínsa ofrece manjares culinarios, con platos basados en la buena caza y los magníficos ríos trucheros de la zona. Una visita cultural por la villa merece una parada en la iglesia de Santa María, que tiene una sola nave y un ábside que oculta bajo sus cimientos una cripta. Pegado al ábside por el lado sur encontraremos una pequeña estancia llamada el cuarto del aceite, que sobresale hacia la calle y se asienta en un arco que se cree que en tiempos comunicaba con un antiguo hospital.
Si tienes la posibilidad de subir a la torre Campanario podrás disfrutar de una vista impresionante que alcanza los cuatro puntos cardinales, al este se perderá por los tejados de la villa hacia el pantano de Mediano, al norte las grandes cumbres de los Pirineos, y al sur , La Sierra de Guara, que al igual que esta pequeña iglesia no ha cambiado en más de 1000 años.
®redactado por equipo editorial de urbanruta
Aínsa en Huesca, una villa románica austera y hoy punto de salida de excursiones y aventuras
La villa de Ainsa en Huesca, un pueblo medieval en las puertas del pirineo