La palloza de los pastores

Porque no todo es arquitectura moderna, hablemos de las pallozas de los pastores de Galicia y León. Y que mejor manera de empezar su descripción que con una imagen evocadora:

Una imagen de pintor romántico: tenemos un espacio ahumado, oscuro, mientras en el exterior la nieve cubre los campos y ronda el enemigo ancestral: el lobo. Junto al fuego, la familia, unida por lazos de supervivencia frente a la dureza del medio. Separados por una pared de madera, los inquietos animales y su cruda biología: necesidades físicas, olores y ruidos. Los ventanucos, con sus cierres de madera echados para evitar el frío y el aire. Es natural que en este medio tan duro, tan aislado, tan primitivo, surja un elemento característico, las meigas. ¿Quién no tiene miedo y fascinación por lo desconocido? ¿Cuántos dispuestos a vender su alma al diablo por una vaca o, todavía más inmediato, por comer todo el invierno? En una cultura matriarcal, ¿cómo olvidar el conjuro de una abuela para proteger el ganado, evitar el mal de ojo, o propiciar el parto de un animal? En cualquier caso, todos sabemos que las meigas haberlas, haylas.

La palloza, es conceptualmente un refurgio de pastores donde pasar el duro invierno, hay un avariante para el verano hecha de ramas mucho más liviana y sencilla. Su forma es circular, igual que las viviendas de los castros de la zona, con la intención de adapatres mejor al entorno.

La palloza de los pastores. Refugios sostenibles tradiccionales

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Por esa alta adaptación al medio, que tiene muy en cuenta los vientos dominantes, todas las casas de un lugar tienen la misma dirección, con el diámetro máximo de la palloza en la línea de máxima pendiente. El grueso muro de cerramiento es de piedra, colocada en seco, o asentada con barro, buscando la "buena cara", labor del cantero-paredador; tiene una altura inferior a dos metros y está rodeada de un surco, o canalón, en el suelo, "as vielas", que recoge el agua de la cubierta y la canaliza. Una puerta, frecuentemente dos, una para personas y otra para animales, y unos ventanucos, cerrados por maderas, con un orificio central, para permitir una mínima iluminación y ventilación, taponados con paja en invierno. Según la planta, las pallozas circulares tienen un pie derecho central y las ovaladas, dos pies derechos y una viga horizontal, que sirve de caballete. La caída en picado del cultivo del centeno ha producido un grave problema a la hora de rehacer las cubiertas de las pallozas. La palloza es un espacio interior único, con muros de poca altura que separan la vivienda de la parte de establo, con una zona para las vacas y otra para el resto de los animales.

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La zona de establo se comunica con la vivienda, para poder atender al ganado en invierno sin salir de casa. Sobre el establo hay un altillo, que sirve de dormitorio. Es un modelo de habitación tan poco evolucionado que el hogar no tiene chimenea, el fuego se hace en una losa de piedra colocada en el suelo, otra losa de piedra colgada del techo impide que las llamas alcancen la madera de la cubierta. Según la tradición, no debe dejarse apagar nunca el fuego, pues se perdería el poder mágico del hogar. Rodean a éste los escaños, que son unos bancos de madera donde se hace la vida, e incluso sirven de cama. Otro elemento imprescindible de la palloza es el horno.

Para dormir se usan los mismas escaños, o unos nichos con paja a los lados de la puerta, o el desván. 

Fuente del artículo: C1qaaaa1aaqq<asas de españa. C.lectores, 

La palloza de los pastores

La palloza de los pastores. Refugios sostenibles tradiccionales